En esta entrada encontrará la leyenda de un singular personaje de la mitología griega: Ícaro
Ícaro, Juan Pablo Navarro Colmenares.
Minos y el Minotauro
Relata Indro Montanelli en su libro «Historia de los Griegos»:
Minos, rey de la isla Creta, procreó dos hijas con Parsifae, su esposa. Desgraciadamente Minos ofendió al dios Poseidón, quien se vengó haciendo que Parsifae se enamorase de un toro. Al satisfacer ésta su pasión la ayudó un ingeniero llamado Dédalo, llegado a la isla por haber matado, por celos, a un sobrino suyo. De aquel connubio nació el Minotauro, extraño animal devorador de carne humana, mitad hombre y mitad toro.
Teseo contra el Minotauro
El Laberinto
Minos al darse cuenta de la criatura que había procreado Parsifae, su esposa, se enfureció tanto que le ordenó a Dédalo construir una trampa que no tuviera salida para encerrar al Minotauro. Dédalo, con sus magníficas habilidades de ingeniero, junto a su hijo Ícaro, construyeron un laberinto tan complejo como la estructura de un cerebro. Cuando el laberinto estuvo terminado el rey Minos, en un acto de tiranía, dejó encerrados a todos los hombres que le construyeron, entre ellos Dédalo y su hijo.
Mosaico: El Laberinto, Teseo contra el Minotauro
El Niño con Alas
Dédalo, en su desesperado afán de salir con vida del laberinto, creó un par de alas para salir volando del indescifrable lugar. Pegó con cera cientos de plumas que, poco a poco, se asemejaron a las alas de un pájaro. Los dos, padre e hijo, salieron agitando sus alas por el cielo de Creta.
¡Pero!
Presento aquí los versos de Hernando de Acuña: